lunes, 26 de abril de 2010

¿Cómo funciona la serie?


Cada episodio de Jonás es una unidad dramática independiente y autoconclusiva.
En cada episodio, Jonás hace alguna de sus trastadas o se esconde de algún monstruo imaginario. Jonás pasa continuamente del mundo real a sus mundos imaginarios: si no quiere bañarse en la bañera, ésta es un monstruo amenazador, si no quiere que se le caiga un diente, ve al ratoncito Pérez como un enemigo… todo lo que Jonás ve lo encaja en su fantasía del día.
En la desbordante imaginación de Jonás, el mundo que le rodea aparece con un aspecto distinto en cada episodio: una jungla tropical, el bravo Mar del Norte, una nave espacial… Jonás salta de la realidad a la fantasía continuamente.
Su Oso de Peluche también aparece con distintos disfraces en sus historias: como un superordenador, o como un ídolo en un templo antiguo. Invariablemente, los consejeros de Jonás le animan a ser más obediente, o simplemente a ser menos miedica. Nunca le ofrecen soluciones fáciles o mágicas.

Es importante recordar que NINGUNO DE LOS PERSONAJES DE LA SERIE HABLA. Al menos, no hablan en un lenguaje inteligible. Intercambian sonidos sin sentido, mientras dentro de “bocadillos” como los de los tebeos o comics, aparecen dibujos que describen lo que los personajes dicen. En ocasiones excepcionales, los bocadillos CASI llenarán la pantalla para describir acciones o sugerencias complejas. Esta mécanica de comunicación entre personajes se entiende claramente en el guión del episodio piloto “Jonás y el Diente”.
Al final de cada episodio, Jonás colabora con sus amigos, afronta su miedo, o cambia su actitud para no disgustar a su abuela.

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